martes, 15 de marzo de 2011

Saludo de Don Fabio Attard, consejero general sdb para la pastoral juvenil


DIREZIONE GENERALE OPERE  DON BOSCO
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Don Fabio Attard sdb - Consigliere Generale per la Pastorale Giovanile - fattard@sdb.org


A la atención de los participantes
del encuentro de Escuelas Salesianas América
CIMAC-MESOAMERICA

Bélgica, 13 de marzo de 2011


Queridos hermanos y hermanas:

Un saludo muy cordial y fraterno a todos ustedes participantes en el encuentro de Escuelas Salesianas América CIMAC-MESOAMERICA en Panamá, punto de encuentro de culturas. Mando una breves líneas de saludo y ánimo desde la inspectoría de Bélgica Norte, donde me encuentro haciendo la visita extraordinaria.

La escuela salesiana ha existido siempre desde sus inicios para anunciar el Evangelio y, por tanto, es una misión que siempre ha formado parte de la acción educativa y evangelizadora de los salesianos y salesianas. Toda acción pastoral salesiana, toda acción espiritual —en el Espíritu—, tiene en cuenta y activa las cuatro dimensiones integrales de nuestro Proyecto Educativo Pastoral. Pero no sólo. Nuestra manera de evangelizar  exige hoy una pastoral misionera, como lugar de convocatoria, acogida y acompañamiento de los niños/as y jóvenes para hacer experiencia de Jesucristo. Por ello, evangelización y acompañamiento personal han caminado íntimamente unidas por ser dos caras de una misma realidad educativa. Buscar sendas nuevas, lenguajes apropiados, metodologías diversas, para hacer realidad el mensaje, siempre actual, de Jesús es una tensión de esperanza en la que nos vemos inmersos en nuestros Centros educativos, superando la mera instrucción o la simple respuesta a una demanda social.

  En este encuentro vais a tratar un tema muy importante porque parte de una convicción: nuestros jóvenes tienen hambre de sentido y de esperanza, que sólo Dios está  dispuesto a calmar; es más, urgidos por la gracia y con libertad, nuestros alumnos y alumnas serán los cristianos que vivan su fe en la Iglesia y en el mundo, intentando transformar las realidades sociales que les toque vivir al estilo del Evangelio. Ojalá estos días podáis aportar una reflexión que ponga las bases para un acompañamiento cualificado a fin de que cada educador y cada Comunidad Educativa Pastoral sean auténticos acompañantes de estas nuevas generaciones.  Acompañar en la escuela, de acuerdo con el Evangelio, supone educar la experiencia de fe, preparando a los alumnos/as para que puedan llegar a una adhesión personal, libre y explícita a la fe cristiana en la Iglesia. Debe provocar la vida que llevan dentro y que se suscita cuando experimentan el encuentro con el Señor Jesús.

Toda iniciativa y experiencia de acompañamiento tiene una identidad propia y explícita en el Proyecto Educativo Pastoral, no es algo “aparte” o “paralelo”.  En este tema convendrá siempre distinguir los objetivos, las estrategias y las acciones diferenciándolos según las edades de nuestros destinatarios. El arco de edad de los alumnos/as que atendemos en nuestros centros es realmente amplio. Además, son unos estadios en el desarrollo de la persona, en los que los cambios que se dan en pocos años son muy importantes; estos cambios, también en el despertar religioso, nos obligan a elegir acciones educativas muy diferentes para unos y otros periodos. Por eso, además de trabajar una pastoral explícita, es necesario trabajar simultáneamente una pastoral implícita o del umbral, que prepare las condiciones requeridas y las potencie, tanto en el ámbito personal como ambiental y comunitario: madurez propia de la edad con la que trabajamos, capacidad de interiorización y silencio, sensibilidad y compromiso con la justicia, relaciones positivas y cooperativas.

Por otra parte, nosotros, como educadores en la escuela salesiana, estamos llamados a hacer el mismo proceso: descubrir a Dios encarnado en cada alumno/a, en cada realidad, en cada educador, y, desde ahí, acompañar y ayudar a que crezca.  Todos los educadores podemos y debemos evangelizar  con nuestro testimonio cotidiano de vida, aliviando sufrimiento, promoviendo una verdadera cultura de valores y acompañando procesos de crecimiento.  En definitiva, hemos de definir, orientar y ubicar nuestro liderazgo espiritual como docentes salesianos. Seamos “educadores” evangelizados, con experiencia de fe y de comunidad eclesial, pedagogos de la fe,  personas de  “calidad personal”.

A la luz de ese universo educativo y pastoral esperanzador, pido a Dios que os oriente hacia los retos de futuro que tiene planteada nuestra Escuela Salesiana América. Agradezco ya desde ahora vuestras reflexiones y trabajos en ese país, escenario geográfico bellísimo. Les encomiendo a la Santísima Virgen María para que ella como Madre bendiga sus inspectorías y sus jóvenes. Considero que un salesiano/a que ora por sus destinatarios es un  creyente que madura su fe y su vocación. Dios nuestro Señor os bendiga siempre.


Con aprecio,
Fabio Attard

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